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Visitar Huamantla en agosto, va más allá de mirar un colorido tapete de aserrín que cubre toda la ciudad, ocho kilómetros para ser exactos. Es formar parte de la tradicional feria que se celebra en honor a la Virgen de la Caridad, a la que los pobladores atribuyen su protección.

Vale la pena el recorrido, que inicia en punto de la media noche en la Basílica de Huamantla, mientras el ambiente festivo invade el poblado con cantos, pirotecnia, bailes típicos de la región y todo el folclor típico de nuestro país.

El principal atractivo son las alfombras y tapetes monumentales que se realizan para agradecer la salud, cosechas en abundancia y prosperidad.

Las alfombras están llenas de motivos religiosos, estas se elaboran con distintos tipos; de flores, semillas, frutas de temporada, metales, vidrios y más. El precio de estas obras ronda los cincuenta mil pesos.

Los tapetes combinan formas geométricas inspiradas en flores y aves, sobre ellos se realiza la procesión, estos llevan más de doce horas en su elaboración.

Además de ver los ocho kilómetros de los coloridos tapetes, se puede visitar el Santuario de la Virgen de la Caridad, que es donde parte la procesión para que pase la virgen en los hombros de sus fieles. 

También se puede visitar el Palacio Municipal que en su interior resguarda; el Códice de Huamantla, destaca su construcción de Cantera, es una emblemática obra arquitectónica,  y una galería fotográfica de la ciudad, que no te debes perder.

Otro imperdible es el Museo Nacional del Títere donde se tiene una peculiar colección de Títeres de la Compañía Rosete Aranda fundada en 1835, quienes reunieron una muestra bastante amplia de títeres del mundo.

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