top of page

Este espectáculo de luz y color ha tomado la importancia ya de una tradición que se ha arraigado en el imaginario de sus pobladores y visitantes. Desde 2011 este proyecto, sin precedentes en el país, logró transformar este pueblo en una Villa Iluminada que en 40 días supera el flujo turístico de todo un año.

Al principio llegaron 300,000 visitantes atraídos por el rumor de que un pueblo resplandece en Navidad. El tiempo y tantas luces convertidas en túneles y figuras mágicas que representaban tradiciones y costumbres se encargaron de duplicar la cifra de aquellos primeros caminantes. Por esto, por su historia, sus flores y su cultura en 2015 este rincón poblano fue nombrado Pueblo Mágico.

El espectáculo inicia en el zócalo y comprende un recorrido peatonal de kilómetro y medio donde se pueden escribir los anhelos en el árbol de los deseos, darse una pasadita por el túnel de lava o montarse en el tren de la villa. El clima es cálido en Atlixco, pero durante las encendidas fechas el poco frío obliga a la gente a deambular con chamarra encima. La multitud, arropada, va y viene admirando las más de dos mil figuras que acompañan el paseo de luces. Sobresalen sus rostros iluminados como si de una alfombra de puntos claros y en movimiento se tratara.

Hay que apreciar el oficio del pueblo, el cultivo de plantas y flores, visitar sus viveros y la Feria de la Nochebuena. También mirar a detalle los diseños de las figuras iluminadas.

Las figuras que componen Villa Iluminada son completamente diseñadas y elaboradas por manos mexicanas. Buena idea sería agendar cuanto antes una visita a Atlixco, que se cifra y descifra en sus detalles, en esas luces invernales que dan vida a las calles de este nuevo Pueblo Mágico.

bottom of page